sábado, 13 de julio de 2013

Nada puede hacer que la olvide

Cuando creé este blog lo compartí con una persona muy especial e importante para mí.  Conversando sobre él e intentando sonsacarle su verdadera opinión muy displicentemente me animó a continuar escribiendo y seguir con mi modesta aportación al mundo de los pensamientos y la escritura. Comentamos como llegan las ideas y a partir de qué instante u oración todo parece fluir. Entonces le propuse que me dijera una frase inicial para el próximo pensamiento o relato.

Las siguientes propuestas nace de la frase espontánea que me regaló e inspiró en mí varios caminos que recorrer. Ojalá alguno sea de su agrado.


                       88888888888888888

Nada puede hacer que la olvide. Sus ojos claros, su larga melena y su sonrisa fascinaron mi infancia. Era severa y exigente pero paciente en cada enseñanza. Aprendí cuanto exige la vida, lo solos que llegamos a sentirnos. Castigada sin patio leyendo aquel libro fascinante supe lo buena que podía llegar a ser mi señorita. Mira siempre al horizonte y jamás agaches la mirada, me dijo, somos lo que sentimos y nuestros actos como nos sienten. Aprendí cuan libre debo ser cada instante.

                      88888888888888888

Nada puede hacer que la olvide. Reímos, hablamos y nos pelamos alguna clase. Soñamos, copiamos y estudiamos entre cigarrillos, kilos de pipas y apuntes. Maduramos entre confidencias, broncas y mucho cariño. Un mal día se fue, lejos, donde solo llego con el corazón latiendo al atardecer, cojeando en el camino. Pero sé que si llego su complicidad aliviará todos mis males.  

                     888888888888888

Nada puede hacer que la olvide. Es mi sol que emerge más allá del horizonte, el único pensamiento arropada en mi cama. Cierro los ojos y veo cada rasgo de su cara, el movimiento de sus manos y sus contoneos. Conocer sus sentimientos es un privilegio y compartir su alegría y energía un paraíso entre mortales. Compartir esos momentos es vivir la felicidad.

                 8888888888888888

Nada puede hacer que la olvide.
Cada día vive en mi, me sonríe,
me acuna, me ama.

Sus manos las más cálidas
sus besos los más sonoros
mis temores los suyos.

Lloran mis ojos tristes
al rememorar su tierna mirada,
ahora me ve y ya no siente nada.

Regina Llavata i Salavert


No hay comentarios:

Publicar un comentario